Por una decisión judicial, los turistas de Buzios, en Brasil, tendrán un plazo de 72 horas para abandopnar esa ciudad. Temen que colapse el sistema sanitario.
Como consecuencia del rebrote de COVID-19 en Brasil, Buzios ordenó la salida de los turistas de la ciudad y les dio un plazo de 72 horas.
Se estableció que una decisión judicial consideró que el fuerte aumento de contagios en los últimos días generó un “riesgo muy alto” de que colapse el sistema sanitario local. Así, el municipio brasileño debe dar marcha atrás con las flexibilizaciones de la cuarentena y los hoteles tienen prohibido aceptar nuevos huéspedes.
En este contexto, el juez Raphael Baddini de Queiroz Campos, señaló que Buzios se encuentra en estado de alerta y tiene “un riesgo muy alto de colapso de la red de salud y necesidad de un aislamiento social completo”.
Según se informó, el magistrado declaró en consecuencia un “estado de calamidad” que determina que los turistas que se alojan en la ciudad deben dejar los hoteles, posadas y propiedades de alquiler para la temporada en un plazo de 72 horas desde este jueves. También la medida prohíbe que los hoteles o propietarios de viviendas promuevan el alquiler por temporada o acepten nuevos huéspedes, según informó el grupo de medios local Globo.
Baddini de Queiroz dijo que estudió el número de nuevos contagios registrados en la última semana y el número de camas de cuidados intensivos, que no se amplió pese a que esto se ordenó en junio en un Acuerdo de Ajuste de Conducta (TAC) firmado por el municipio con la Defensoría del Pueblo.
La Alcaldía de Buzios señaló que la medida “lleva al municipio a retroceder inmediatamente con sus flexibilizaciones” en relación con el funcionamiento y la apertura de la ciudad, ya que la justicia promueve el cierre de playas, canchas polideportivas, establecimientos comerciales y hoteles, posadas y otros medios de alojamiento. Los restaurantes sólo podrán operar el sistema de delivery y únicamente las tiendas que prestan servicios esenciales podrán abrir, respetando la ocupación máxima del 30 por ciento de su capacidad.
Por su parte, la municipalidad dijo que cumplirá con la orden judicial, mientras que el departamento legal analiza las posibles apelaciones. En las redes sociales pueden verse imágenes de que los comerciantes ya han realizado una protesta frente al Foro de la ciudad, “con máscaras, alcohol en gel y distancia social”.
La determinación judicial tuvo en cuenta una encuesta que señala un alarmante avance del COVID-19 en Buzios en los últimos meses. Según el documento, en una semana de octubre de 2020 hubo una docena de nuevos casos en la ciudad, donde hay aproximadamente una docena de camas de cuidados intensivos disponibles. Mientras que en solo una semana de diciembre, en la víspera de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, hubo 453 nuevos casos. La cantidad de camas de cuidados intensivos continúa siendo la misma.
Según el boletín municipal publicado el miércoles, desde el inicio de la pandemia, Buzios registra 2.423 casos de COVID-19, con 25 muertes causadas por la enfermedad.
Quejas de las autoridades
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, puso en funciones este jueves a su nuevo ministro de Turismo, Gilson Machado, quien volvió a pedir que no se decreten otras restricciones frente a la pandemia de coronavirus, porque el sector no lo resistirá.
“Hago un llamado. El turismo no aguanta más cierres”, declaró el nuevo ministro al tomar posesión de su cargo, en momentos en que los Gobiernos regionales y municipales barajan la posibilidad de ordenar nuevas medidas restrictivas frente al fuerte aumento de fallecidos y contagios registrados en el país en las últimas semanas.
Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia y ya suma cerca de 184.000 muertos y supera los 7 millones de casos. Machado se quejó en particular de una decisión anunciada este miércoles por un tribunal de Buzios, un balneario en el litoral de Río de Janeiro, que emplazó a los turistas a abandonar la ciudad en 72 horas y ordenó a las autoridades municipales decretar un nuevo confinamiento.
“Por favor, no decreten más cierres. El turismo no aguanta más”, declaró Machado frente a la mirada consentidora de Bolsonaro, quien no se refirió al asunto, pero subrayó que el Gobierno ha decidido destinar 20.000 millones de reales (4.000 millones de dólares) a la compra inmediata de vacunas para la COVID-19. En un breve discurso, Bolsonaro sí insistió en su queja sobre las normas ambientales que muchas veces impiden o limitan el desarrollo de nuevos proyectos turísticos.
Como en otras ocasiones, citó el caso de la bahía de Angra dos Reis, también en litoral del estado de Río de Janeiro, sobre la cual sostiene que podría convertirse en un “nuevo Cancún” si no fuera por decretos de protección del medioambiente que impiden construir hoteles y otras infraestructuras turísticas en ese lugar.
“Tenemos un área que Dios nos dio llamada Bahía de Angra dos Reis. Quien pasó por allá no olvida su agua limpia, sin muchas olas, pero es prácticamente inviable para el turismo por esos decretos ambientales”, declaró Bolsonaro. Según el mandatario, empresarios extranjeros estarían dispuestos a invertir millones de dólares para el desarrollo turístico de esa zona, pero “están impedidos por decretos ambientales que deberían ser derogados por el Parlamento”.
Bolsonaro insistió además en que, pese a que recibe un promedio anual de seis millones de turistas extranjeros, Brasil puede “fortalecer su crecimiento” con esa actividad, que sería mucho más atractiva para los visitantes de otros países si las medidas que protegen el medioambiente fueran relajadas. En ese punto coincidió Machado, designado ministro de Turismo la semana pasada después de la destitución de Marcelo Alvaro Antonio, quien expuso unas serias divergencias con otros miembros del gabinete que Bolsonaro consideró inaceptables.